Una mala decisión puede generar pérdidas en cualquier negocio y un mal embalaje puede traer consecuencias negativas a una marca.
¿Cómo evitar pérdidas, devoluciones y clientes enfadados? Sigue leyendo para descubrirlo.
Las compras online se han convertido en las favoritas de los consumidores. Cada vez más personas eligen comprar sus productos y servicios sin moverse de sus hogares ya que en esta práctica hallaron agilidad, comodidad y confianza.
Sin embargo, no todo es simple para las empresas ya que deben contemplar muchas variables y factores para que un producto llegue a su destino de manera adecuada. En ello, un mal embalaje puede generar pérdidas importantes.
El packaging se ha convertido en uno de los principales activos de las marcas ya que, gracias a la aceleración digital y al uso masificado de las redes sociales para mostrar productos, los consumidores dan un valor esencial a este.
Un ejemplo claro de esto ha sido el unboxing y su gran repercusión en el aumento de ventas de muchas empresas que lo utilizaron como estrategia para captar y fidelizar clientes.
Sin duda el embalaje no debe ser olvidado en todo el proceso de compra, porque se constituye como una gran prioridad para los compradores debido a que es el primer contacto físico e impacto con la marca.
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El embalaje es el encargado de cumplir con un requisito clave: proteger y brindar la máxima seguridad al producto interno para que se encuentre resguardado durante el viaje hacia las manos del cliente final.
Un buen packaging es el que ha sido diseñado adecuadamente para cumplir con su principal objetivo que es ni más ni menos que proteger la mercancía. Desde el embalaje primario hasta el terciario, es importante cuidar todos los detalles:
Un mal embalaje puede provocar roturas o pérdidas del producto, insatisfacción en el cliente y reducir drásticamente las ventas de una empresa.
Un embalaje de calidad se distingue por ser resistente, sólido y totalmente adaptado al producto que alberga.
Quien los recibe, se da cuenta del esfuerzo por parte de la marca de crear un packaging de excelencia y personalizado que llama su atención y lo hace sentir valorado.
No hay peor impacto que un mal embalaje para el cliente y también para la empresa que ha enviado sus mercancías. Ambas partes sufren los problemas y daños que ocurren cuando el packaging es de mala calidad y no cumple sus funciones de seguridad.
Es importante que las marcas dediquen tiempo a la planificación de estrategias de embalaje donde se incluya la selección de materias primas adecuadas, las técnicas de embalaje más eficientes y el correcto etiquetado.
Elegir materiales de calidad debe ser una norma. Por ello conocer sobre la resistencia de los distintos tipos de materias primas que existen, así como grosores y posibilidades frente a factores externos, se vuelve prioritario.
Estas pautas nos permiten realizar una selección correcta del material que constituya el embalaje. Puede ser cartón, cartoncillo, madera, entre otros.
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A la hora de embalar eficientemente nuestros productos para evitar daños, devoluciones y roturas, es importante contemplar el peso y formato del producto, así como su fragilidad y posible impacto de los factores externos como la temperatura, humedad, etcétera.
Estos puntos son clave para que la técnica de empaque sea eficiente. Además, se deben incluir elementos de relleno que maximicen la seguridad y un sistema de cerramiento óptimo.
Muchas pérdidas o envíos fallidos, así como roturas en el traslado, pueden evitarse si el etiquetado de los empaques es claro y entendible.
Por ejemplo, colocar etiquetas que denoten la fragilidad de los productos es clave para que las manipulaciones no sean bruscas y se maximice el cuidado dentro del medio de transporte.
El mal embalaje debe ser desterrado de cualquier tipo de negocio. Sin embargo, cuando algún problema vinculado a él o al envío ocurre, es preciso conocer cómo gestionar estos temas para minimizar las problemáticas.
Es importante contar con una política de devoluciones que sea clara para los miembros de la compañía y los clientes.
De esta manera se podrán gestionar estos temas dando prioridad a problemas vinculados al embalaje, el transporte o equivocaciones de la empresa y, en otros casos, a devoluciones relacionadas a la decisión del cliente. Por ejemplo, un cambio de talla.
Las respuestas para solucionarlo deben ser sumamente ágiles y siempre disponibles para evitar un desagrado mayor. Es importante facilitar la devolución
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Atender de manera ágil y mediante canales siempre disponibles, mejora la satisfacción del cliente a pesar del problema que pueda surgir en los envíos.
Es importante aportar una mirada positiva y resolutiva entendiendo al cliente y fidelizando constantemente durante las interacciones para evitar perderlo.
Cada vez más empresas deciden escuchar a sus clientes para mejorar los servicios y procesos internos.
Da valor a los datos e información que tus compradores hacen sobre tu packaging y tu marca para mejorar de manera continua.
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